Ganar en las apuestas consiste en estimar, consciente o inconscientemente, las probabilidades asociadas a las cuotas de una manera más precisa que las casas de apuestas o el mercado. Digo el mercado porque las casas gestionan sus cuotas y su libro de riesgos en función de la demanda que reciben. Es decir, no son ellas las que fijan realmente las cuotas; las cuotas varían en función de el lado en el que se posiciona el dinero y por tanto de las opiniones de la masa. Por ello, si somos más “inteligentes” que la masa y apostamos en casas con márgenes bajos, es posible ganar dinero apostando. No es fácil pero sí es posible.
A todos los que hemos apostado nos ha pasado apostar a favor de un jugador y ver después que sus cuotas suben como la espuma antes del inicio el partido. El partido no ha comenzado y lo peor es la “cara de tonto” que se te queda porque sabes que vas a perder la apuesta sin haberse disputado un sólo punto. Apostar al jugador rival para cubrirse y perder menos ya no tiene demasiado sentido porque su cuota es demasiado baja como para que la operación sea interesante.En la mayoría de las ocasiones, cuando se producen este tipo de movimientos bruscos pre-match suele ganar aquél cuyas cuotas han bajado con fuerza. Aún siendo así, tampoco debemos volvernos locos y apostar grandes cantidades al jugador cuyas cuotas van bajando porque a veces se produce el “efecto bola de nieve”. No es la primera vez ni será la última que ocurre lo siguiente. Uno de los jugadores es sospechoso de haber amañado partidos en el pasado y se produce un movimiento en su contra en las cuotas. Hay apostantes que lo ven y piensan que quizá el jugador ha decidido dejarse ganar, por lo que apuestan en su contra, lo que genera que su cuota suban más todavía. Cuanto mayor es el movimiento, mayor es el convencimiento del mercado de que aquí pasa algo raro. Es un efecto bola de nieve porque movimientos en las cuotas en contra del sospechoso generan nuevas apuestas en su contra y así sucesivamente. Al final, todo se ha producido por un pequeño movimiento inicial, que ha podido ser totalmente normal. El jugador sospechoso de amaño gana el partido y los que han apostado por este motivo pierden su dinero. También es posible que apostadores con liquidez suficiente para hacerlo intenten desencadenar este movimiento inicial para luego arbitrar y salirse a precios más bajos. En resumen, los que nos dedicamos a esto sabemos que el amaño en los partidos de tenis existe, tal y como sugiere la reciente investigación de la BBC junto a BuzzFeed News. El problema para las autoridades es que es muy difícil demostrar que un jugador se ha dejado perder, aunque los indicios sean muy evidentes.
En periodos cortos hasta un mono puede ganar dinero; en el largo plazo ganar dinero apostando es una tarea complicada. La gran mayoría de los apostadores pierden dinero y sólo un pequeño porcentaje son capaces de sacarles dinero a las casas de apuestas. La accesibilidad a ciertos bookies y el seguimiento de tipsters -si es esta nuestra estrategia, vs apuestas propias- son variables que determinarán el éxito o fracaso de nuestra aventura. En este sentido, en el presente artículo vamos a hablar sobre el mundo de los tipsters o pronosticadores.
¿Pueden las apuestas deportivas ser consideradas como una inversión seria? Aquí nuestra opinión.
Aunque hay diferentes tipos de activos financieros, vamos a poner como ejemplo el mercado de acciones para argumentar nuestras afirmaciones. Si inviertes en una cartera de acciones, ya sea por tu cuenta o a través de un fondo de inversión, la rentabilidad final dependerá de los siguientes factores:
Muchos apostantes siguen creyendo poseer una especie de bola de cristal con la cuál creen poder ganar dinero apostando y que el resultado de sus apuestas tiene mucho que ver con el trabajo realizado y la calidad del análisis efectuado. Obviamente trabajo y el análisis son necesarios y cualidades de los mejores tipsters, pero desgraciadamente no son suficientes. Trabajo+análisis no garantizan buenos resultados. Al final además hace falta un factor personal, llamémosle “X”, que normalmente aquéllos que lo alcanzan lo hacen tras años de experiencia. Además, es importante destacar que ganar en las apuestas no trata de predecir, trata de encontrar valor y cuotas desajustadas. Por eso, aunque incluso a veces yo la use, no me gusta nada la palabra “pronosticador”. Un buen tipster no pronostica, intenta encontrar cuotas -y por extensión probabilidades- mal puestas.
Con frecuencia escucho o leo comentarios en los que se muestra extrañeza sobre la cuota que ha puesto una determinada casa de apuestas en un determinado partido. Es cierto que a veces las casas cometen errores, sobre todo las primeras que se lanzan a ofrecer cuotas cuando el mercado todavía no se ha formado. Pero en general, somos realmente el conjunto de apostantes los que marcamos el nivel de las cuotas, no las casas.
La volatilidad es un concepto muy utilizado en los mercados financieros que se utiliza para medir el riesgo de los diferentes activos. A mayor volatilidad mayor riesgo y viceversa. Un inversor racional sólo estará dispuesto a arriesgar más y asumir por tanto una mayor volatilidad si la rentabilidad que espera es superior y le compensa ese mayor riesgo.
En terminología anglosajona el “overround” hace referencia al margen que las casas de apuestas aplican al ofrecer sus cuotas a los apostantes. El overround es la suma de la inversa de las cuotas:
El concepto de “valor” es muy usado por apostadores y tipsters a la hora de argumentar o justificar sus pronósticos. Yo mismo he usado el término en múltiples ocasiones, pero últimamente no puedo dejar de reconocer que intento evitarlo al máximo posible y que incluso siento cierta vergüenza cuando lo utilizo.
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